Guía Para Hacer Vino Blanco
Asimismo es poco técnica para ser alcanzable a todo el mundo que deseen probar la preparación de vino blanco en su casa y con escasos medios.
¡Invite a sus amigos a probar su vino blanco!
Cualquier apasionado a la vitivinicultura se puede proponer crear su vino sin tener extensos conocimientos técnicos.
Mas para esto hay que entender el proceso que supone su preparación.
Esta guía ofrece de forma sencilla conseguir una visión sobre de qué manera se podría realizar vino casero, a fin de que aquellos interesados puedan probar y aprender en su domicilio.
Materia Prima: uva y mosto
Para comenzar hace falta la materia prima, esto es, la uva.
Debemos contar con una materia prima de calidad y escogida en dependencia de qué género de vino deseemos realizar.
El punto de inicio es conseguir el jugo de uva, o bien mosto.
Para iniciar hay que tener en consideración la pluralidad elegida, depende de si queremos realizar blanco.
Las variedades asociadas al vino blanco podrían ser:
Semillón, Sauvignon Blanco, Chenin, Pinot Blanco, Torrontés o bien alguna Moscatel.
Si deseamos un vino de una calidad admisible, las uvas asimismo deben ser de calidad y deberemos tener en consideración por servirnos de un ejemplo detalles como que las uvas estén sanas.
Comprobar que estén enteras y sin afectar por bacterias o bien diastasas, que estén en un instante de madurez conveniente, sostenerlas en una temperatura suave que no pase de los diecinueve o bien veinte grados.
La uva tinta tiene mayor desempeño que la uva blanca, esto es esencial para calcular la cantidad de uva. Más o menos, Grosso modo, se precisan mil quinientos gramos de uva blanca para generar un litro de vino blaco. Para realizar vinos blancos, se puede partir de uvas blancas o bien uvas de color.
Todo el jugo de la uva es incoloro y es la película coloreada lo que transmite el color.
Como en la preparación de vinos blancos solo se trabaja con el jugo de uva (mosto) y no con la película del grano se podrían asimismo se podrían emplear otras variedades tintas, si bien lo más recomendable para la vinificación en blanco es trabajar sobre la base de uvas blancas.
Estrujado de las uvas
El próximo paso es el estrujado y sacar el jugo de uva o bien mosto.
En dependencia de nuestros medios va a poder ser de una forma o bien otra.
Se puede efectuar con una pequeña prensa, o bien se ponen las uvas dentro de un tejido, y se estrujan en el tejido aplicando una fuerza esencial, de forma que deje el colado y filtro del jugo de la uva.
Es esencial en el vino blanco que se deje el colado del jugo de la uva, reteniendo en el tejido o bien la prensa la parte sólida del racimo.
La parte sólida que queda retenida está formada por:
el rasguño, la película del grano de uva y la semilla.
Todos estos sólidos se tiran.
El mosto fresco fermenta de manera rápida y debe de estar muy controlado.
Una opción alternativa es usar mosto concentrado, si bien para esto se debería contar con más medios para evaporar cuando menos 2/3 del agua que contiene el mosto fresco para preservar mejor sus cualidades.
La fermentación
El mosto se tendrá que poner en vasijas, orzas o bien damajunas, para la fermentación.
Hay que tomar en consideración el detalle de dejar un espacio vacío, pues el vino fermentado ocupa más volumen.
Esto desea decir que si la vasija es de diez litros, más o menos, se deben dejar vacios tres litros y de este modo proporcionalmente a la capacidad de la vasija.
La fermentación se debe dar a una temperatura conveniente, para realizar vinos tintos jamás debe pasar los 30°C.
El tiempo de fermentación asimismo cambia con el volumen a fermentar.
Como referencia, en un par de días más o menos se fermentan cien litros de vino blanco.
Diastasas
Para sostener a lo largo de la fermentación el vino limpio de bacterias indeseadas y tener un mayor control sobre la fermentación se acostumbran a usar diastasas y nutrientes.
Las diastasas son microorganismos encargados, esencialmente, de convertir la fructosa en alcohol etílico.
La uva tiene diastasa de forma natural, mas es mejor contar con diastasa que nos asista a supervisar la fermentación.
Para eludir la proliferación de otros organismos indeseables, se usa la adición de sales sulfurosas y particularmente de metabisulfito de potasio.
La adición de esta sal en una proporción de cien mg/litro basta para prevenir futuras perturbaciones del mosto.
Se agrega una pequeña cantidad en un tanto de mosto disuelto y se vuelve a incorporar a la vasija o bien barrica.
Hay métodos para saber cuando el mosto ha fermentado.
En general se crea un burbujeo pequeño, empieza a coger más volumen el líquido y hay un desprendimiento natural de anhídrido carbónico.
Conforme pasan los días, se apreciará apreciará que el líquido cada vez burbujea menos.
La fermentación alcohólica va a estar llegando a su fin. Ya no va a haber desprendimiento de anhídrido carbónico.
(Una de las formas de advertir la presencia de anhídrido carbónico es introduciendo un fósforo encendido por la boca de la damajuana.
El anhídrido carbónico desplaza el aire, por ser el gas carbónico más pesado que este.
Si en la damajuana no hay aire mas sí gas carbónico, el fósforo se apaga.)
Clarificación y filtrado
Transcurrido este tiempo, y habiendo comprobado que la fermentación ha terminado, hay que separar el líquido de los sólidos y adecentar el vino.
Se usan clarificantes en general.
Los clarificantes asisten al filtrado y limpieza, por servirnos de un ejemplo, arrastran el resto de elementos en el fondo del recipiente.
Los usados actualmente son bentonitas y productos que no alteran el aroma de los vinos.
El clarificante se puede dejar actuar a lo largo de 2 o bien 3 días.
En temperaturas frías, por servirnos de un ejemplo, siete grados, se logra la estabilización en menos tiempo y que sea más eficaz.
Cuando menos si se aconseja sostener el vino blanco a la menor temperatura a lo largo de la clarificación.
De este modo, las impurezas se depositarán en el fondo de la damajuana quedando el vino absolutamente limpio.
Este proceso se llama en bodega “defecación”.
El trasiego siguiente hay que efectuarlo con cuidando de no remover los posos, evitará que estos refermenten y transmitan olores desapacibles al vino.
El trasiego se puede efectuar con cilindros de plástico o bien de forma tosca con cacerolas, por servirnos de un ejemplo.
Cabe nombrar que la obtención de los elementos precisos.
Tanto por lo que respecta a materiales (filtros, etc) como productos (diastasas, clarificantes, etc) pueden encontrarse en tiendas especializadas.
En la nueva orza o bien barrica, es preciso dejar descansar el vino a fin de que concluya la maceración en la barrica cerrada.
Lo vamos a dejar en un sitio fresco y sin alteraciones de temperatura a lo largo de un plazo de días iguales a fermentación.
En ciertos casos se puede de forma opcional, mas para asegurar la ausencia de cualquier microorganismo.
Recomendamos añadir de nuevo metabisulfito en una concentración de sesenta a setenta mg/litro.
Embotellado.
Pasado este periodo el vino está ya listo para embotellar, se puede efectuar otro filtrado ya antes de pasar el vino blanco a las botellas.
Esto se puede efectuar sencillamente con filtros y embudos.
El taponado de las botellas es algo más difícil de forma casera. Hay encorchadoras manuales asimismo bastante accesibles en el mercado.
Asimismo se puede sellar la botella con sellos de cera, mas en vinos que tengan un consumo veloz en el tiempo.
Lo mejor es emplear un corcho cien por ciento natural (no aglomerado), en tanto que el corcho es una de las garantías para la conservación del vino, por periodos superiores a 2, 3 años en la botella.
Cuando se llenen las botellas, hay que dejar una pequeña cámara de aire entre en vino y el tapón.
Lo mejor es poner las botellas en situación horizontal hasta el instante de consumirlo.
Cerciorarse de que el corcho por fuera continúa plenamente seco y no hay entrada de aire al vino.